Alfonso Gadea es español de nacimiento, de padre catalán y madre regiomontana, Licenciado en Economía (1995) y Máster en Gestión Cultural (2001) por la Universidad de Barcelona, venture capitalist, promotor cultural, Presidente de Por un Barrio Antiguo Ciudadano AC [ProBAC] y miembro de la mesa directiva de No-Olvidar.
Federico Anaya [FA]: ¿Quiénes forman parte de No-olvidar?
Alfonso Gadea [AG]: Trabajan. El término correcto es trabajan. Una de las mejores formas de beneficiarse del trabajo no asalariado es decir que formas parte de un colectivo alternativo o cooperativa (no constituida legalmente, por supuesto), porque así tíos de ciertas tendencias políticas se acercarán a ti, generalmente con muchas ganas de ser el cambio que quieren ver en el mundo o una gilipollez de esas. Claro, también están las clásicas beneficencias pero no soy religioso y, además, el que lee mucho la biblia no tiene espacio para nada más en su librero, si me entiendes. Necesitamos cierto perfil y habilidades bien específicas.
FA: Trabajo no asalariado… ¿Este modelo produce negocios exitosos? Pareciera que quienes en verdad se benefician no son las editoriales o similares sino las empresas culturales más grandes.
AG: La reducción de costos es un factor que nos otorga competitividad ante este mercado internacional de la deslocalización cultural [sweatshops culturales]. Es un factor necesario. Si este modelo produce alguna ganancia generalmente es mínima. Este curro es más duro en Méjico que en otros lados; los precios de los libros, por ejemplo, son relativamente bajos comparados con, digamos, Chile. Los productores culturales literalmente están sin perras; no hay dinero. Casi es imposible la autosustentabilidad de la empresa. Por eso quienes trabajan para nosotros son, en su mayoría, chorbos de clase media-alta, privilegiados, que tienen un trabajo aparte o viven con sus padres; alguien necesita cubrir el costo de reproducción de la fuerza de trabajo. Como presidente de ProBAC, colaboro en la organización de certámenes y congresos de la industria cultural; promuevo la gestión o autogestión de estos proyectos con un ocasional premio en efectivo y su correspondiente cobertura en los medios tradicionales, y recibo a cambio los recursos humanos o materiales que necesito para mis otras empresas. A esto se le llama triangulación empresarial.
FA: Entonces se trata de un ganar-ganar.
AG: Estamos viviendo una verdadera fiesta democrática en Nuevo León, con la llegada al poder de Jaime Rodríguez Calderón, un gran impulsor de la cultura independiente. Joder, incluso él mismo rentó un piso en la torre La Capital, cerca del Parque Fundidora. La estrategia implementada por el Implanc [Instituto Municipal de planeación urbana y Convivencia] de Monterrey subdividió la ciudad en diferentes centros o polígonos de desarrollo urbano como el Distrito Tec, UR-La Purísima, Barrio de la Música Norteña y el ya conocido Barrio Antiguo; además existen otros emprendimientos estratégicos en otros municipios como el del Barrio Tampiquito en San Pedro. No puedo negar que me ha caído de perlas la plusvalía de ciertas de mis propiedades (casonas, principalmente) ubicadas en el centro de Monterrey, producto de la intensa actividad cultural, el trabajo de diversos colectivos ciudadanos y de la nueva línea del metro. Tampoco me quejo de esta dinámica profesionalizante donde los diferentes promotores de cambio luchan por llegar a ser profesionales; a vivir de su trabajo. Deben sufrir todo tipo de inconvenientes: presupuestos decrecientes, precariedad laboral, incentivos mediocres; y contrarrestarlo siendo realmente creativos, trabajando con lo poco o mucho que tengan a la mano. Yo siempre les digo: “Chavales, debéis ser el litro de agua con hielo que venga a refrescar este desierto norestense”.
FA: ¿Qué significa profesionalizante?
AG: Que tiende a ser profesional pero nunca lo logra. Vale, hay quienes sí lo logran pero deben hacer méritos, que la suerte los encuentre preparados. Toma, por ejemplo, al escritor del libro con el que se inspiraron para la película Marte [The Martian] (no recuerdo su nombre), quien era un simple escritor independiente, desconocido. De nerd informático a millonario. ¡Hostia!
FA: ¿Qué es No-olvidar y qué papel juega en esto la Revista Farol de Arte Emergente y Disidente en Resistencia [RFAEDR]?
AG: No-olvidar es nuestra Plataforma Alternativa de Acción Insurgente Libertaria y Sello Editorial [PAAILSE]. Es un espacio donde agrupamos los demás proyectos alternativos que organizamos y financiamos, digo, autogestionamos. Después de que el coordinador de la RFAEDR tomara un curso de mecenazgo en una afamada AC sampetrina, por fin se decidió a armar su propuesta en un formato congruente, me contactó y le hice unas cuantas observaciones. Joder, francamente no pensé que fuese a superar ese estigma por asociar la literatura con nociones como mercado, producto y competencia, y atender a quienes en verdad importan: los consumidores de productos editoriales. La negociación de los términos de asociación fue un tanto unilateral (a mi favor) pero, tío, ahora se hace lo que sea por un poco de publicidad. Fue así como fundamos, en conjunto, No-olvidar.
FA: ¿Quiénes son los consumidores de productos editoriales?… por cierto, ¿no te acabas de contradecir?
AG: Qué va. Los consumidores no son únicamente los lectores, por supuesto. De hecho, ni siquiera son los consumidores principales de los productos editoriales, aunque a muchos les cueste trabajo aceptarlo debido a su postura romántica e ideal. Consumidor puede ser una empresa, siempre y cuando el objeto de consumo no sea integrado inmediata y totalmente en el proceso de producción. Obviamente la gente no es materia prima, ni tampoco lo son los clubes de fans o la comunidad. No se hace negocio con la comunidad. Eso no es buena onda, usando ese modismo mejicano. Eso no mola.
El motor que en verdad mueve este gran mercado es la atención del público, que no necesariamente compra o lee materiales impresos, pero le interesan. Como empresa, acumulamos atención informada para construir comunidad, que no es lo mismo que producir espacios publicitarios para generar ventas por impulso. Vale, las editoriales independientes, sellos editoriales (en sus diferentes variantes como nuestra PAAILSE) y otros modelos empresariales alternativos que tratan con literatura son, en pocas palabras, agencias de marketing sin ánimo de lucro. Producen o reproducen contenido para un público específico (alternativo, en el caso de No-olvidar), llaman su atención y aseguran su asistencia a eventos que organizan en espacios alternativos. Estos espacios no les pagan directamente a las editoriales o a los autores sino que permiten la venta de sus libros, aunque sea temporalmente; les ofrecen exposición, si todo va bien hasta podría publicarse una nota en un periódico local. Hay un intercambio de mercancías, mas no hay dinero ni ánimo de lucro. A esto se le llama mercadeo de atracción [inbound marketing]. Al material impreso se le denomina contenido y es lo que atrae al público. Así, el producto editorial final es la atención del público (en realidad una seudomercancía) y sus consumidores son las empresas que se benefician con el éxito de dichos espacios alternativos.
FA: ところでこの独立起業家の話は。。。どこで聞いたか。ちょっと忘れた。
AG: Sí, existe un modelo parecido, donde el contenido no está dirigido a audiencias alternativas sino al público juvenil. Este contenido es, generalmente, narrativa como ciencia ficción, romance, misterio, etc.; y son las industrias más clásicas, como el cine o la televisión, las que se benefician de las bases de fans creadas, que son consumidores asegurados del producto final: una adaptación al cine o a la televisión, ya sea acción en vivo [live action] o animación. Se cuenta, también, con que los fans verdaderos-verdaderos crearán su propio contenido (ficcionmanía [fanfics], reseñas, booktubes y memes, entre otros) que atraerá, a su vez, a más fans. Trabajo gratis.
FA: ¿La verdadera mercancía producida no es el material impreso?
AG: Este modelo de empresa no niega la posibilidad de generar ventas de contenido o de servicios complementarios. Hay que comprender que existe una variedad de posibilidades, con tendencias más o menos cercanas al modelo tradicional, algunas con ánimo de lucro. La clave aquí es que este modelo anticuado está al borde del colapso debido a la época, a las nuevas tecnologías o a la hiperfragmentación de los mercados, si quieres. Para conseguir ingresos extra –para ser autosustentable– la empresa puede vender lo que los no profesionales malamente conocen como merchandising: camisetas, separadores, gorras, plumas y esas chorradas. En realidad merchandising o micromercadotecnia es cualquier acción que uno realice para posicionar mejor su marca, como micrófonos abiertos, presentaciones de libros, talleres, cursos, etcétera; no necesariamente relacionadas con el material impreso. La clave es construir una audiencia compuesta de consumidores fieles a tu marca; fans, vale.
FA: Qué bonitos logos, por cierto.
AG: Ah, sí. El logotipo de la RFAEDR dizque es la palabra “Farol” en griego clásico, con acento circunflejo en la omega simplemente porque mola. El logotipo de nuestra PAAILSE es el Ícaro de Matisse, con una mira de arma apuntando a su corazón porque se ve guay y además porque es alternativo.
FA: ¿No es un tanto arriesgado lidiar con este tipo de trabajadores con ideales poco ortodoxos?
AG: Si te refieres a los escritores de ciencia ficción, para nada. Son la la leche, muy dedicados, incluso un poco gilipollas para mi gusto. En cuanto a los alternativos como los trabajadores de la PAAILSE o de la RFAEDR, la situación no es tan distinta. Casi nadie sabe que la base organizativa de un colectivo o cooperativa debe ser la asamblea. No las conocen ni las pelean. “Todo el poder para las asambleas”, dice una frase recurrente. Créeme, hay muchas formas de boicotear una organización de cualquier tipo. Formé parte de la asamblea general y después del comité de crédito de cierto sindicato mejicano por un tiempo, después conseguí varios puestos en otras instituciones financieras y de recursos humanos, y no encontré diferencia alguna. También marché con los chavales de #yosoy132, vi como sus dirigentes se volvieron candidatos del Bronco, e incluso yo mismo patrociné a unos cuantos ciudadanos que ahora son regidores o diputados. Allá, en Barcelona, participé activamente en el movimiento contra los okupas.
Vale, hay uno que otro proyecto por ahí que se niega a ver la realidad pero para eso están las ferias de libro, los certámenes y un sin fin de asociaciones que construyen espacios e intereses en común. Tarde que temprano los haremos reconciliarse con nosotros, además de que nos sirven como depósito de capital moral.
FA: A todo esto… ¿y la Cultura?
AG: La cultura no necesita ser salvada.