Votar con la cartera—nos dice el liberalismo— es la mejor manera de ejercer la democracia directa, prescindiendo de la burocracia corrupta y de cualquier otro intermediario superfluo. Pero, ¿qué papel podemos tener en las relaciones de mercado cuando ni siquiera nos consideran clientes potenciales?
“No necesitamos más clientes que no puedan costear un boleto, mucho menos un libro”, la feria del libro del TEC lo ha dejado bien claro. Debemos PROBAR que somos posibles compradores-lectores, costeando el boleto de entrada, registrándonos en su sitio de Internet o escamoteando algún pase gratis o alguna promoción.
La dignidad me aburre
Cuanto más alto sea el precio, menos demandarán los consumidores. La feria del libro del TEC ha superado la fase de acumulación de audiencias locales y se concentra ahora en “sanear” su imagen para el ojo internacional. Cerraron cualquier expectativa del público —por mínima que fuera— de una labor de difusión popular real.
Reacción independiente
Tenemos al naciente bloque de editores independientes que se caracteriza por su silencio ante la política claramente excluyente de la feria, cuyas consecuencias no podrían ser más que negativas para ellos durante esta etapa en la que apenas si inician a construirse un público. El camino que siguen los llevará a homologar sus audiencias con las de las grandes multinacionales contra las que, como bien sabemos, no pueden competir porque el mercado está saturado para el sector clasemediero regiomontano, como lo evidencia el cobro a la entrada de la feria del TEC.
¿Cerramos los stands en señal de protesta como lo hicieran los cooperativistas Editores de la Furia el año pasado en Chile? Muy arriesgado. No vaya a asemejarse esta Nuestra Feria a una feria cualquiera de Oaxaca o Guerrero.
Sólo nos queda votar con nuestras carteras depositando billetes de menos veinte pesos en las urnas de la feria a ver si se inundan en deudas. No hay consumo ético en el capitalismo.
