Nuestros nombres siguen acompañando el parque del vecindario. Hoy recorrà las calles que adornaron los besos que nos dimos, tratando de detener el tiempo y las canciones de los otoños tristes que aceleran el corazón.
Toda nuestra historia se ha ido entre lágrimas y promesas del ayer. En las hojas del sauce está tu rostro de niña que alumbró mi alma en medio del dolor de tu partida, Helena de mis dÃas.