blurred-A dónde se fue
A dónde se fue
2 min. 38

A dónde se fue

Tomé su mano, estaba tibia. El viento soplaba, enfriando nuestros rostros. La gente a nuestro alrededor pasaba sin prestarnos atención. Sólo éramos ella y yo, dos adolescentes demostrándose un poco de afecto en una banca en un parque de la ciudad, nada que no vieran en algún otro lugar, nada que los hiciera voltear dos veces.

—Tienes la mano fría —dijo ella.

—Siempre las tengo así —dije. Era verdad.

Ella sonrió, tomó mi mano entre las suyas y las frotó. Miró su reloj.

—Tengo que irme —dijo y se levantó.

—Lo sé.

Me levanté de la banca después que ella y caminamos juntos hasta el lugar donde nos despedíamos siempre.

—Te quiero —dijo—, pero las cosas no funcionan para mí. No digo que tú no funciones, yo soy la que no funciona. Seguiremos siendo buenos amigos, ¿no?

No supe qué responder, las palabras se me borraron de la mente como si no conociera alguna. Con la mente en blanco, sonreí sin querer. Ella me abrazó y sonrió también.

—Adiós —se despidió.

—Nos vemos después.

La vi irse, con su caminar tan propio. Vi su cabello moverse por el viento, sentí en mi nariz el aroma de su perfume a la distancia, vi su silueta alejarse sin siquiera pensar que ése era el último día que la vería de esa manera.

Pasaron los días, pasaron también los meses, hasta que finalmente trascurrió un año, y todavía medio año más. Volví a aquella banca en el parque. Era un día de esos en que las nubes rayan el cielo y hacen parecer el día un tanto obscurecido. Me senté en la banca de siempre, en el lado izquierdo que era mi favorito. Observé a la gente pasar: un par de novios aquí y otro par de novios por allá. “¿Alguna vez han vivido una ruptura como la mía?” Nadie volteaba a verme. Ella ya no estaba.

Había pasado demasiado tiempo. A pesar de aquello, ella y yo seguimos en comunicación, nos veíamos de vez en cuando, salíamos a beber y platicábamos hasta tarde en ocasiones. La tuve entre mis brazos, la acaricié, la besé. En ese momento era un espectador más de mí mismo.

Seguimos saliendo, el tema jamás se mencionó. Un te quiero jamás se mencionó. La falta de correspondencia se hacía patente.

—¿Salimos? —preguntaba ella.

Nunca supe responderle que no. Ella estaba todavía conmigo, pero de alguna forma también ya no. Sentí un vacío, si me lo pensaba dos veces todo aquello tenía solución. Cerré los ojos.

—Sí te quiero, pero las cosas ya no funcionan. No digo que sea culpa tuya, yo soy la que no funciona. Seguiremos siendo amigos, ¿no? —Sus palabras resonaban en mi mente.

Abrí los ojos. Una lágrima terminó por morir en el suelo después de recorrer mi rostro. El viento sopló, enfriando mis manos al igual que aquella vez.

2 de marzo de 2020 Arely Briones Cuento Número 9 Romance Melancólico

Plataforma petrolífera
(Sin título)
Volvamos