Fandom: Kokoro ga Sakebitagatterunda
El tiempo cura las heridas era una frase que resonaba en cada rincón, pero su partida había dejado una herida difícil de sanar.
—Tu padre no volverá a casa.
—¿Por qué debe ser así, mamá?
—No quiero hablar de eso, ya es tarde. Sólo apresúrate en empacar, salimos en un par de horas.
Ésa era la respuesta que siempre escuchaba de mi madre al preguntar por mi padre y el porqué desde aquel momento él ya no debía estar con nosotras.
Ahora debo empacar cada verano por lo que hacer amigos no es una opción. Todos en mi antigua escuela pensaron que no tenía voz, pero eso no siempre fue así. Podría decirse que fui una niña demasiado imprudente y mamá siempre me hacía callar colocando panecitos en mi boca.
Pero a partir del día que conté a mamá que vi a papá salir del castillo de ensueño que estaba sobre la montaña, muy feliz, al lado de una mujer muy bonita con un vestido rojo y zapatos altos su semblante cambió. Desde ese momento la maldición del «Príncipe Huevo» cayó sobre mí. Pero cuando recobré mi voz pude decir realmente lo que pasó:
Esa misma tarde, cuando papá volvió, mamá serenamente sirvió la cena para todos y el resto de la tarde transcurrió normalmente. Ambos subieron a su cuarto a dormir como siempre alrededor de las diez de la noche. Alrededor de las tres de la mañana escuché la voz de mi padre.
—Detente, por favor, no puedes creer las palabras de una niña pequeña y parlanchina.
—¡Cállate! Sabes que ella no es ninguna mentirosa. No me explico cómo puedes ser tan descarado para llevar a tu amante al hotel de la ciudad. Lo peor de todo es que ella te ha visto.
—No volverá a ocurrir, pídeme lo que quieras.
—Claro que eso no volverá a pasar.
—Eso es todo lo que escuché a través de la puerta seguido de un disparo, mientras observé un charco de sangre a los pies de mi padre —declaré al oficial de la estación de policías, aquí, por insistencia de mi madre, pero ni siquiera sé qué hacer en una galería de arte.