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En la biblioteca
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En la biblioteca

Fandom: Hetalia

Se pueden conocer personas en muchos lugares: en la escuela, en una fiesta, en el autobĂşs. Pero este encuentro, en un lugar poco frecuente hizo que mi vida cambiara, asĂ­ como mi perspectiva acerca de las cosas.

Había acompañado a Lukas, mi mejor amigo, a la biblioteca, un lugar poco conocido para mí. En lo que él se la pasaba buscando sus libros de quién sabe qué (sí me dijo, pero ni me acuerdo), me dedicaba a jugar con mi teléfono, el cual emitió un tono algo fuerte. El “shhhhh” en conjunto no se hizo esperar, y observé a mí alrededor sólo para comprobar las miradas enojadas de los presentes.

Entonces, ella y sus hermosos ojos color violeta me observaron algo molestos. Se levantó, cerrando su pesado libro de una conocida novela fantástica (ya hasta tiene ocho películas), no sin antes poner un pequeño papelito entre unas páginas para no perderse. Al verla marchar, me sentí avergonzado, así que rápidamente puse mi móvil en silencio.

Lukas regresó con unos cuatro libros y sacó su libreta. Yo me levanté de mi silla, me disculpé con mi amigo, quien no me prestó la más mínima atención, y busqué a la linda señorita que había molestado con mi imprudencia. Cuando por fin la encontré, sentada en un mueble individual bajo una luz que la hacía lucir casi como una aparición, sus cortos cabellos plateados deslumbraban y su pálido rostro de porcelana resplandecía, como si fuera un ángel. Me animé a abordarla.

—Hola —controlé mi nerviosismo. No es que no hablara con chicas, sólo ella lucía mucho menor que yo, no fuera a ser que me mal entendiera.

—Hola —respondió cortante, casi como escuchara hablar a Lukas.

—Sólo quería disculparme si te molesté hace rato.

Ella apartĂł sus ojos de la lectura para encararme.

—No creo que te hayas paseado por toda la biblioteca disculpándote con cada persona —su tono, aunque suave, se notaba molesto.

—No, es que… —un fuerte golpe de un libro azotando contra la mesa interrumpió mi disculpa. Otro golpe.

Dirigí mi vista hacia el factor que ocasionaba ese ruido. Era la encargada del área, que tomaba un libro de la mesita donde se dejan los libros que se terminaron de ocupar, lo revisaba y lo dejaba caer en la mesa de nuevo.

—Qué molesto que hagan eso —comentó molesta—. No sé cómo dejan a esas personas trabajar aquí. No tiene ningún respeto por los libros.

—Si quieres, podemos poner una queja. Por cierto, soy Mathias —saludé, extendiendo mi mano.

—Emil —respondió ella.

—Qué bonito nombre —alagué un poco, esperando no lo tomara a mal. Un leve sonrojo coloreó sus mejillas —. Te puedo ayudar a reportar esto, si tanto te molesta. Si se logró que las personas guardaran silencio durante su estancia, podemos lograr más cosas.

—Gracias —respondió algo apenada.

Miró su mochila al notar que el teléfono móvil estaba brillando. Lo sacó para revisar el mensaje que había recibido.

—Disculpa, me tengo que ir. Vino mi novio a buscarme.

Al escuchar esto mi corazĂłn se rompiĂł en mil pedazos.

—Adiós —me quedé con la mano en el aire, despidiéndola.

Regresé donde Lukas, quien ya tenía más libros en la mesa y varias hojas con apuntes.

—¿Te divertiste? —preguntó al sentir mi presencia sin despegar la vista de sus notas.

—Algo —respondí con cansancio—. Conocí a una chica.

Le di la descripciĂłn detallada de Emily. Algo en mis comentarios le llamĂł la atenciĂłn y volteĂł a verme.

—No creí que Emil estuviera aquí. De haber sabido le pedía a él que me acompañara.

—Espera, ¿qué? ¿Emil, no Emily? —me quedé hecho piedra.

—Olvidé decirte, tengo un hermano menor.

Lukas regresó a sus apuntes, a pesar de mi cara de consternación. Emily no existe. No volveré a pisar una biblioteca.

2 de mayo de 2020 Gabriell Wilde Fanfiction NĂşmero 10 Yaoi Romance

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