Fandom: Lost Odyssey
La muerte no nos roba los seres amados. Al contrario
nos los guarda y nos los inmortaliza en el recuerdo.
—François Mauriac
—Después de viajar tanto, encontrar este pequeño campamento abandonado es la gloria, ¿no es asÃ, Kaim?
—Supongo.
—Incluso el suelo es cómodo. Ven, siéntate un momento conmigo antes de seguir.
—Sólo un momento, debemos seguir antes de que se ponga el sol.
—¿Está todo bien? Te veo más callado que de costumbre.
—Seth, ¿tú no estás cansada de todo esto?
—¿De viajar? Hombre, claro, ya perdà la memoria de cuándo empezamos este viaje y ya olvidé a dónde Ãbamos.
—Me referÃa a otra cosa.
—Entiendo a lo que te refieres, no veÃa tu mirada tan decaÃda desde aquella vez.
—Han pasado cientos de años y aún siento cómo se desgarra mi alma cada vez que veo a alguien morir.
—¿Sabes? Te puedes acostumbrar a la inmortalidad, pero jamás al dolor, ver morir a esa chica en el pueblo pasado también revivió muchos recuerdos como si pasaran todos frente a mis ojos. —Jamás me acostumbraré a esto.
—Aún tengo muy presente el dÃa que mi hijo Sed murió, si cierro mis ojos puedo ver su cara de felicidad diciéndome un último adiós, pues tanto él como yo sabÃamos que no volverÃamos a vernos. —Lo recuerdo, fue un gran hombre.
—Asà que quita esa cara de panteón, lo mejor que podemos hacer es no olvidarlos.
—El dÃa que me despedà de Hanna era una tarde como ésta, estaba en su cama completamente desvanecida. Ella era la única hija de los dueños de una posada al lado del camino, después de tanto vagar por el mundo entre campos de batalla las posadas me daban un lugar seguro para mi cuerpo, pero no fue hasta que pude hablar con Hanna que mi alma se sintió igual de segura.
—¿Por qué lo dices?
—Hanna era una niña muy enfermiza de pequeña, según por lo que me contó su madre, sólo podÃa estar dentro de la posada, asà que ella les pedÃa a todos los viajeros que le contaran sus historias y, de alguna manera, asà poder sentir que ella también viajaba. Desde el momento en que me asaltó con sus preguntas me sentà realmente bienvenido.
—Conozco ese sentimiento de calidez, Kaim, es como estar...
—En casa, lo sé. Después de esa primea vez, volvÃa al final de cada batalla a contarle a Hanna mis historias. Obviamente omitÃa la parte de la sangre y sólo le contaba las partes lindas.
—¿Entonces qué paso con su enfermedad?
—Mantuve mi amistad con ella después de diez años, pero, como todos temÃan, la enfermedad hizo lo suyo. Ese dÃa, al volver a la posada, los padres estaban en lágrimas pues su hija ya no respondÃa, pero aún se aferraba al ultimo hilo de vida que le quedaba. Pedà que me dejaran verla por última vez y ahà estaba como muñeca de porcelana apenas luchando. La madre, entre llantos, me dijo «Te estaba esperando» y me dejó a solas con ella.
—¿Te despediste de ella?
—Mejor, le conté mi última historia. Sus ojos ya no respondÃan y su voz ya no estaba, pero sabÃa que me escuchaba, asà que me senté al lado de ella y le conté todo: lo inmenso del mar y lo basto del cielo azul; sé que me escuchaba. Terminé mi historia y supe que serÃa la última vez que la verÃa.
—Es una historia ciertamente triste, lo admito, pero no sabÃa que incluso a ti te harÃa soltar alguna lágrima.
—Ese mismo dÃa, al llegar el alba, Hanna partió en su viaje a un mundo al que ni tú ni yo podremos ir, Seth, un mundo con paisajes que no han aparecido en ninguna historia, un mundo que nadie conoce, donde al fin Hanna podrá ser libre de esa cama y viajará tanto como siempre quiso.
—Ahora está en un mejor lugar.
—Me da un poco de molestia no poder acompañarla ni volver a verla.
—Al menos pudiste despedirte de ella y contarle una última historia, te aseguro que eso último que escuchó la hizo muy feliz.
—SÃ, supongo que tienes razón. «Nos volveremos a ver», vaya mentira que te dije, Hanna.
—¿Sabes? Mientras el recuerdo de ellos esté en nosotros, ellos nunca morirán, lo que significa que ellos también son inmortales.
—SÃ, tienes razón.
—¡Bien! Debemos seguir nuestro camino y quizá de esa manera podremos encontrarnos con ellos una vez más. ¡Arriba! Las estrellas ya están apareciendo.