Para cuando el gobierno chino oficialmente anunció un nuevo brote de un agente no confirmado en Wuhan, provincia de Hubei, el 31 de diciembre de 2019, el SPK (Grupo Especial Contra Kira, por sus siglas en inglés) ya llevaba meses conduciendo una investigación exhaustiva respecto a un inusual patrón en los mercados. Con más de 24 países involucrados, miles de transacciones diarias y un centenar de compañías, todo se reducía a un problema de mala tarificación: a veces a sobreprecio, a veces por debajo del valor en el mercado, compraban y vendían al por mayor y con los ojos vendados. Aunque ofuscado por la aparente arbitrariedad de los actores, el patrón era transparente para los pocos que conocían sobre la capacidad de la Death Note para controlar las acciones de las personas incluso días antes de provocarles la muerte: todo apuntaba al surgimiento de un nuevo Kira. Por mandato oficial, el SPK se vio obligado a abandonar el país el primero de enero de 2020, tan sólo una semana después de que filtraran parte de sus hallazgos al gobierno chino, como quien diera un hueso a un perro.
Escondido a simple vista, Key International Resources Association (KIRA) es el nombre de la empresa mexicana detrás de la mayor crisis económica de este siglo y apenas si factura un cuarto de millón de dólares mensuales, todo de manera transparente y con sus impuestos en regla. Es sólo uno de los miles de empresas e inversionistas particulares en el mundo que supieron aprovechar las acciones desesperadas que llevaron a cabo los gobiernos internacionales en aras de, según su versión oficial, contener el avance del coronavirus.
En algún lugar de EUA a principios de marzo de 2020:
Iluminado por decenas de monitores sintonizados en información financiera de bolsas de valores internacionales, Near, un joven de larga cabellera plateada, vestido completamente de blanco, yace en medio de una habitación, descalzo, en cuclillas, armando un rompecabezas de 6 metros cuadrados con la imagen del Retrato de Erasmo de Róterdam. Los agentes del SPK Hale Lidner y Anthony Rester lo flanquean de pie, escuchando atentamente sus indicaciones.
—Si algo aprendí de L —dice el joven dirigiéndose a los agentes— fue sólo tomar los casos que me interesan personalmente. Y este caso me interesó desde el día cero por lo simplón que es. Mover miles de millones de dólares en activos, asesinar a miles de personas y amenazar con colapsar la segunda economía más grande del mundo, tan sólo para quedarse con menos del uno por ciento de las ganancias. ¿Qué clase de baka Kira es este?
—Jeje, olvidé que hoy tenemos visita de los decoradores a la Casa Blanca —la agente Lidner lee en voz alta el mensaje de texto que acaba de recibir—. Pospondremos nuestra reunión sobre el corona para la otra semana si el clima lo permite o algo así. Atte., Jared.
—Lo saben —dice Rester llevando su teléfono móvil a su oído— o, al menos, no les importa. Este gobierno tampoco desmentirá cuál es la causa real de las muertes atribuidas al coronavirus. ¿Hago la llamada?
—¿Sabes qué tienen en común un abogado, un empresario pastelero, un maestro retirado y un estudiante de humanidades? —dice el joven, indicándole una pausa al agente Rester con una mano y completando su rompecabezas con la otra—. Naturalmente, ignoran los precios del mercado internacional de suministros médicos. No lo adivinarían, aunque fuera lo último que hicieran en su vida. ¿Un lapsus o te estás mofando, baka Kira? Haz la llamada, Rester.
El agente termina la llamada en menos de un minuto. Su contacto en México confirma que es cuestión de semanas para que el gobierno mexicano acceda a cerrar la frontera con EUA. También en ese país la contingencia les vino como anillo al dedo.
—Fingir estulticia oportunamente es el colmo de la sabiduría —dice el joven colocando la última pieza en el rompecabezas. Con un marcador negro escribe una letra B en la frente de Erasmo—. Creo que es hora de visitar a nuestro amigo baka Kira, bKira, en México. No está de más recordarles que quizás no regresemos a América en un largo tiempo. Haremos muchos enemigos después de esto.
