Creo que ahora es demasiado tarde.
La vida me dio a elegir entre mi familia de sangre y la que estaba formando, pero mi decisión era clara: mi hija es mi prioridad y la elijo a ella, sobre todo. Si me tuviera que alejar de mi familia sanguínea por su bien, lo haría, incluso me separaría de mi esposo por su bien. No quiero que ella sufra, no quiero que ella se sienta sola aun estando rodeada de gente. Quiero que se sienta amada, que sienta que es suficiente para ella misma.
Por discusiones, por no saber reflexionar, por creerse mejor familia o persona que otra, por ser viscerales, por todo eso elegí alejarme de mi familia sanguínea por una temporada. Me estaba ahogando. El tener que aparentar ser lo que ellos querían me mataba. Su forma de juzgar a los demás me molesta. Sé que ellos no creen que sean así, pero lo ven tan normal que no se dan cuenta de lo que hacen o causan. Y mi pareja no está exenta. Él puede a llegar ser como ellos, pueden tener pensamientos similares al juzgar.
El día que elegí separarme un momento de ellos fue muy triste, el escuchar a mi madre decir «si no te gusta, pues ustedes tienen su casa» me hizo entender que yo no cabía ahí. Ella dice que yo me lo tomé a pecho y puede que sea así, pero ¿qué esperaba que entendiera cuando lo dijo con tanto coraje? Ella ya tenía problemas con nuestra forma de ser como pareja y como padres. Siento que ella desea que yo sea como ella lo fue con mi padre y su familia. Tal vez ella no me quiso correr de su casa, pero inconscientemente lo hizo, y no sólo a mí, también a mi hija y a mi esposo.
Nada va a cambiar las cosas que dijimos. Ese día se dijeron cosas muy fuertes. El porqué es muy amplio, y todos tienen sus razones. Hay personas que entendieron un poco mi situación, hubo otros que me miraron mal y me juzgaron, pero ésa ya es la elección de cada uno.
Si en algún momento mi hija llega a tener problemas con la familia que esté formado a causa mía, entonces sabré que he fallado como madre. Aunque ame a mi madre, mi hija va a estar antes que ella, pues ella apenas está comenzando a vivir. Aunque me duela, en un momento mi madre ya no va a estar y sólo me quedarán su recuerdo y enseñanzas. Trataré de devolverle un poco de lo que ella me dio por ser mi madre, porque se lo merece, pero no a costa de mi familia.
Muchas personas difieren en este pensamiento, pero si te pones a ver las cosas, hay que agradecer a nuestros padres por lo que nos dieron y ayudarlos en lo que podamos sin afectarnos a nosotros. No estamos obligados a nada, ni les debemos nada, porque ellos nos dieron lo que podían y les correspondía como padres. Si se tratara de saldar una deuda, nunca podríamos pagarles, puesto que ellos nos dieron la vida.
Yo siento que hice lo correcto, mi padre me lo reafirmó, aunque también tuvo comentarios impropios de lo sucedido. Yo no quería que las cosas llegaran a estos extremos. El proceso, después de todo lo sucedido, es más doloroso. Poco a poco volvimos a hablarnos, duramos poco separados. Creo que tomarme mi tiempo y reflexionar lo sucedido fue bueno y me ayudó a pensar en lo que quiero de verdad.
Hace poco escuché a una persona decir: «Cuando mejor me llevaba con mi padre, él falleció». Espero que no me pase eso.