Cuando me enteré de que tendría un hermano, creo que me molesté un poco, pero me hizo feliz. Lo esperaba con ilusión, pero cuando nació no puedo negar que tenía miedo de que me olvidaran y me hicieran a un lado. A estas alturas, creo que tengo un gran problema con la soledad.
Recuerdo mucho cómo lloré una vez diciendo que me iría de la casa para que él fuera feliz. En ese momento entendí que soy capaz de dejar mi felicidad para que otros sean felices. Crecí escuchando a mis padres decir «Eres el ejemplo de tu hermano» y «Fíjate bien lo que haces porque tu hermano te está viendo y va a hacer lo mismo», creo que ese fue mi segundo trauma. Traté de ser un buen ejemplo, pero no supe llevar ese papel o, más bien, ya no quise llevar esa carga después de un tiempo.
Sé que actualmente no soy muy cercana a mi hermano, pero en el fondo sigo queriéndolo y sé que, a pesar de mis problemas, yo puedo confiar en él y él en mí. Cuando nos quedamos solos, cuando mi papá se fue, creo que cambié mi papel de hermana mayor por el de mamá. Quería protegerlo, que él no se sintiera como yo me sentía. Me daba miedo que él estuviera sufriendo.
Recuerdo mucho que nos poníamos a ver películas, que nos emocionaban las historias de acción y de ficción. Extraño pasar tiempo con él, pero sé que, a estas alturas, nuestros destinos están más alejados que antes. Tal vez las decisiones que tomó mi hermano se vieron influenciadas en mis acciones egoístas.
Creo que, al final, no quise seguir siendo el ejemplo, pero también creo que di todo de mí, que lo guie por un camino bueno, aunque siento que me faltó más. Me daba mucho enojo que, cuando él entró a la prepa, mis papás lo siguieron tratando como a un niño chiquito, mientras que cuando yo tuve su edad ya me habían dejado sola y me repetían que yo tenía que hacer las cosas sola porque ellos no siempre iban a estar para mí. Me dejaban pagar las colegiaturas en el banco, me dejaban ir a las clases sola, mi mamá sólo una vez me llevó a la prepa para enseñarme el camino, ya después de ahí me dejó para que yo me supiera mover sola. Me decían que yo ya era grande como para poder hacer cosas sola, y eso no hicieron con él. A él prácticamente lo llevaban de la mano y a mí nunca me acompañaron. El acoso que tuve que pasar todas esas veces en los transportes...
Me siento tan triste al sentirme algo celosa de las atenciones que le dieron a él y a mí no, porque, a fin de cuentas, para ellos yo era demasiado madura y podía hacerme cargo de mis problemas. Ellos no saben el dolor que me causaban. No saben que el hecho de que no les pidiera apoyo fue porque ellos no me dejaron otra opción, pues su único apoyo a mí sería a nivel educacional y nada más.
Ellos no saben cómo me destruyeron esas acciones.