Historia de una separación

Lo que más odio es que minimicen a un niño por ser un niño. Qué fácil es hablar con un niño de algunas situaciones, con un diálogo que sea entendible para éste, pero no, dicen: «Es sólo un niño, ni se va a acordar» o «Qué bueno que pasó todo ahorita que están chiquitos, al cabo todo se les olvida más rápido». No saben que son cosas que se quedan grabadas en nuestro interior, que nos van consumiendo poco a poco y que son la causa de nuestros problemas con ustedes, los padres, adultos, con todos ellos que nos minimizan por ser unos niños, sin saber todo el daño que nos han causado.

Cuando era pequeña, escuchaba las discusiones de mis padres, aunque ellos trataran de disimularlo. Aunque bajaran la voz, escuchaba todos sus reclamos en la cocina y disimulaba que no entendía nada porque, de alguna manera, sentía que a ellos les daba vergüenza que yo me diera cuenta. Eso fue cuando estaba pequeña. Cuando mi hermano nació, creí que todo cambiaría, pero no fue así, las discusiones fueron más y más grandes. Trataba de velar por que mi hermano no se diera cuenta, pero no podía, no sabía cómo hacer que esto mejorara.

Con el tiempo vas aprendiendo a sobrellevar las cosas, aparentando que no te afectan cuando en realidad te lastiman en lo más profundo de tu ser. La cara seria es sólo una fachada por no poder expresar tus verdaderos sentimientos.

De niños se nos enseña a que podemos confiar en nuestros padres y de eso no me puedo quejar. Ellos trataron de apoyarme en todo lo que se pudo, pero, en ocasiones, cuando quería hablar con mi mamá sobre algún tema que me interesara o sobre mis situaciones con mis amigas, ella terminaba haciéndome sentir menos y me daba a entender que todos mis problemas eran menores a los que ella podía tener, minimizando otra vez mis sentimientos y dejándome en claro que no podía confiar tantas cosas en alguien porque, al final de cuentas, tenía que ser yo la que supiera cómo sobrellevar el asunto sin un apoyo de un adulto o un consejo serio.

Después de esto, entendí que tenía que ser el apoyo que yo no tuve para esas personas a las que aprecio, para que en mí encuentren a alguien, alguien que yo no tuve cuando necesité. Creo muy en el fondo que este motivo me hizo tener muy buenos amigos en los que puedo confiar y que han estado conmigo en momentos demasiado difíciles para mí.

Quiero seguir teniendo un consejo para esas personas cuando vienen conmigo, no quiero que se sientan solas como yo lo he sentido alguna vez.

Que mi dolor sirva para algo bueno.