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No son problemas
3 min.

Historia de una separación

No son problemas

«Adolescencia» es una palabra muy compleja, su significado viene de «adolecer», una época en la que todos están en tu contra, todos te tratan mal y la más mínima cosa te pone de mal humor; y, si eres mujer, los cambios hormonales por la menstruación son lo peor, terminas llorando por un comercial de perritos abandonados o enojada porque movieron un lápiz de lugar.

Una etapa cuando crees tener un sinfín de problemas, pero que se pueden solucionar si tan sólo piensas claramente y ves todas las soluciones posibles. Pero no, eso no pasa, terminas peleada con tus hermanos, enojada con tus padres, y los únicos que te comprenden son tus amigos, que sólo son otro puñado de niños o niñas que apenas van empezando a controlar sus propias emociones. Es en esta etapa cuando debemos tener guías o bases para no perder el camino. Es una terrible equivocación el dejarnos solos porque nos creen maduros.

Cuando me tocó pasar por esta etapa, mi familia como la conocía ya se había fragmentado, fue cuando empecé a pensar y concientizarme sobre cosas que no me tocaban del todo, como preocuparme por el estado emocional de mi mamá, el hacer cosas para que ella se sintiera bien y aun así escuchar sus reclamos, el cuidar y tratar de proteger a mi hermano, y el tratar de mejorar la relación con mi padre. En fin, sobrellevar mi vida personal a expensas de mi familia.

Aprendí a tomar decisiones con la mente lo más fría posible. Sí llegué a tener problemas muy absurdos que en un momento traté de contarle a mi madre, no para que me diera una solución, ¡qué va!, sólo quería que me escuchara. Tenía 14 años, ya había pasado un tiempo solucionando mis problemas sola, sólo quería que me escuchara.

Nunca quise acercarme a ella por temor a perjudicarla y, cuando traté de relacionarme con ella, su respuesta fue «Tus problemas no son problemas». Ahora se queja de que soy muy arraigada y de que no le cuento nada. Madre, ambas tuvimos la culpa.

Cuando pasaron cambios importantes en mi vida, cuando de verdad empezaron problemas por ser mujer (ya sabrán a qué me refiero), no tuve una guía, no confiaba en alguien para poder hablar, ni siquiera a mis amigos les contaba todo de mi vida. Tanto mis amigos como mi familia sólo sabían lo que tenían que saber de mí.

Sé que es algo absurdo, pero no tenía cómo defenderme, no sabía cómo relacionarme, no sabía cómo hablar. Tenía miedo, estaba cansada y quería evitar los problemas, así que busqué un refugio que había dejado hacía tiempo, y fue en ese entonces cuando encontré un poco de respuesta a lo que yo necesitaba. No eran las mejores opciones, pero sí era lo que más me llegaba a ayudar en algunos casos.

La lectura siempre estuvo ahí para mí, en libros de ficción o de historia (porque, deben saber, adoro la historia), siempre tuvo una respuesta para mí y me ayudó en buenos y malos momentos. La siguiente frase la leí en un libro, creo que se apega un poco a mi situación:

«¿Por qué no me dijiste que era peligroso? ¿Por qué no me lo advertiste? Las mujeres saben de lo que tienen que protegerse, porque leen novelas que les cuentan cómo hacerlo...» —cita de Tess, la de los d'Urberville.

De alguna forma, las mujeres solas aprendemos cómo protegernos de lo que nos puede hacer daño, aunque a veces nos aferremos a algo porque nos gusta que esté en nuestra vida.

Si en algún momento sentiste que nadie te comprendía, no te preocupes, todos los hombres y las mujeres lo hemos sentido. El punto aquí es cómo llevarlo, cómo darle frente. Hacer algo para mejorar o seguir igual.

Tienen razón, en ocasiones los problemas no son problemas, pero a veces sólo quieres que alguien te escuche para, de esa forma, poder pensar con claridad lo que debes hacer. Pero ¿qué va a saber un adolescente sobre diferenciar un problema real a uno irreal? No te ahogues en un vaso de agua, que cuando entres al mar vas a saber lo que es ahogarse de verdad.

Nadie está solo. Debemos buscar una buena base emocional, empezando por nosotros, es ahí de donde parten las decisiones finales: de nosotros y de una buena escucha.

4 de agosto de 2022 Karen Balleza Bernal Novela Motivacional Coming of Age Drama

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