De verdad odio esa palabra.
«Todo lo que haces es excelente, eres buena en todo», pues sÃ, me mataba estudiando para poder ser buena. ¿Qué esperabas? No soy tan genio.
Desde muy pequeña empecé a hacer mi tarea sola, ya que mi mamá tenÃa que ayudar a mi hermano, y está bien, yo aprendÃa fácil, era raro cuando no podÃa hacer algo. Fue poca la ayuda que recibà de pequeña, pero sà me hubiese gustado que mi mamá o papá me prestaran un poco más de atención en algunos casos. Sé hacer muchas cosas, siempre me lo han dicho: «Haces de todo». Pues sÃ, tenÃa qué. SentÃa que, entre más proyectos tuviera, mi mamá me reconocerÃa más y la harÃa feliz, y yo querÃa que ella fuera feliz aun cuando yo no lo fuera. Creo que eso terminó por ahogarme.
No es que tuviera la mejor letra o fuera muy ordenada, pero, aunque no lo creas, dentro de mi desorden tengo un orden. Era vista como perfecta, ya que ayudaba a mi mamá un poco, siempre tenÃa proyectos, estaba en el cuadro de honor y tenÃa notas sobresalientes en todas las materias.
Recuerdo que, en ocasiones, mis vecinos llegaban a pedir mis libretas para copiar mi tarea. Si te esfuerzas para hacer un buen trabajo, llega a un punto en el que ese esfuerzo te empieza a ahogar, no sabes cómo salir bien de ello, y todo se remonta a una maldita palabra: «perfecta».
A veces sólo quieres ser tú, a veces sólo quieres ser feliz y no tener problemas, pero cuando eres perfecta y haces una cosa mal —te lo advierto— puede ser muy duro cuando dejas de ser perfecta.