Sigan amando a sus hijos, escúchenlos, tomen su tiempo para estar con ellos. No te lo digo como la mejor madre del mundo porque no lo soy, si no como hija que en algún momento esperó ser escuchada.
Sé que nadie nos enseña a ser padres, pero tomemos el ejemplo de nuestra experiencia como hijos para saber qué clase de padre queremos ser. Aceptemos los consejos que los adultos nos dan, siempre teniendo en cuenta que la última decisión es nuestra, que nadie nos puede decir cómo criar a nuestros hijos. Aceptemos cuando estamos mal y cambiemos para hacer el bien.
El tener una responsabilidad como la de ser padre es mucho mayor que cualquier trabajo, pues estamos criando a una persona que puede beneficiar o dañar a la sociedad. Esto no quiere decir que si un hijo llega a cometer algún acto ilícito es mera culpa de los padres, pues en ocasiones no es así, pero sí debemos aprender a identificar señales que nos adviertan de lo malo para poder trabajar en ello.
Ayúdenles en sus actividades, pidan su opinión en asuntos que les incumban, no los dejen solos mucho tiempo, si bien no quiero decir que ustedes hagan todo por ellos, sino que les enseñen cómo hacer las cosas para que, cuando les toque hacerlo solos, puedan. Críenlos para ser autónomos, escúchenlos antes de regañarlos, hablen lo más que se pueda.
La vida es corta y vivir peleados no trae nada bueno.
