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Reconocer el dolor
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Historia de una separaciĂłn

Reconocer el dolor

En ocasiones los hijos no se dan cuenta de todo lo que un padre tiene que pasar para poder mantenerlos sanos y felices, aunque en muchos casos no sea posible lograrlo. Para mĂ­ no fue el caso, yo sĂ­ pude notar los problemas que mi madre presentaba y no fue lindo.

El huracán Alex arrasó en mi ciudad. Recuerdo los días lluviosos, oscuros. En otras circunstancias, ese clima habría sido ideal, pero esos días no lo fueron. Según reportes, fueron alrededor de 60 horas de lluvia, muchas familias perdieron todo. Para nosotros no fue pérdida total, pero sí pude ver a mi mamá llorar ya que no tenía qué darnos de comer. Debido a la lluvia, se cerraron calles y se detuvo el transporte y, por ello, mi papá no podía ir a nuestra casa a dejarnos dinero. Ya tenía días sin ir, mi mamá nos mantuvo a como pudo esos días. A veces sólo comíamos galletas con café y sopas. Desde ese momento, empecé a detestar la carne deshebrada.

No recuerdo exactamente cuántos días, para mí fueron alrededor de dos semanas posteriores a las lluvias lo que estuvimos sin comer, hasta que un viernes escuché a mi mamá cuando mi abuela hacía una llamada. Yo estaba sentada en la cama viendo TV (mi cuarto no tiene paredes así que da la vista a la sala), entonces vi cómo mi mamá se levantó y pasó al cuarto de la casa que teníamos como negocio de papelería, y la escuché sollozar. Eso hizo que prestara más atención a sus palabras:

—Es que él no ha venido a dejarme dinero, y ya no tengo qué darles de comer, y tampoco tengo dinero como para irme.

El escuchar eso reforzĂł mi deseo de querer ser un ejemplo y una persona que fuese digna del respeto de mi madre, alguien a quien pudiese ella ver como apoyo.

Todo se volvió una carga mental y física. Estas decisiones suelen pasar en algunos hijos y más con aquellos que tienen padres separados o a quienes les falta algún padre. Quieren tomar el lugar del faltante y, muchas veces, los padres no lo pueden ver. Ellos terminan exigiendo más a sus hijos, sin saber que ellos por sí mismos ya se exigen en privado.

Y no sólo es culpa de los padres, más bien es la falta de confianza que se genera entre padres e hijos lo que causa todos estos problemas. Los hijos necesitamos tener ese contacto con los padres, un vínculo donde pueda haber confianza y podamos hablar sin prejuicios. Pero muchas veces no existe, y cuando uno de los hijos trata de crear ese vínculo, no siempre termina bien.

Si un adolescente, que es reservado con su familia, dice que está bien, miente. La verdad es que no sabe cómo expresarse con sus padres porque tiene miedo a ser juzgado o teme decepcionarlos. Si bien está en una edad donde no tiene problemas (o se supone que no debería tenerlos), en ocasiones sucede que se siente como si no tuviera salida.

Ahora, con más perspectiva, me puse a pensar y, de verdad, en ese momento no tenía problemas, estaba exagerando, pero no lo podía comprender. Quizás el mayor problema que tuve fue que me llegué a sentir como si mis situaciones no fueran importantes para mis padres. Es un dolor que nadie debería sentir.

29 de abril de 2023 Karen Balleza Bernal Novela Motivacional Coming of Age Drama

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