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Días de pereza

Anoche, parado en la puerta de mi casa, la vieja Noelia me recordó que la pereza es himno de la pobreza. Noelia, la vieja encantadora, que había acompañado el barrio durante treinta años, no mentía. La pereza era la causante de muchos males que arrullan el mundo, pero yo no podía dejarla. Era el vicio más placentero que adquirí y el causante de mi divorcio con Susana.

Podía durar días sin hacer nada, el encanto a las maravillas que ofrece la vida lo perdí hace mucho tiempo. Mi mujer, Susana, nunca pudo comprender que un hombre como yo, titulado en una gran universidad y con el don de pintar, no deseara hacer nada. Una y otra vez le expliqué a ella que nada me apasionaba, sólo verla desnuda como la tarde en que la conocí en la academia de arte.

Ella amaba estar desnuda para mí, para los dos, pero no soportaría mi vida sin sentido. Nos divorciamos, y de eso hace dos años. Los días de pereza no se han ido. Amo la pereza, amo dormir, no existe nada que me apasione.

29 de abril de 2023 Yéssika Rengifo Novela Romance Drama Melancólico